31 de marzo de 2011

El grito (Munch)

Me siento así a veces.

Queriendo gritar sin saber por qué.

Viendo que mi mundo se vuelve una espiral eterna y que me pierdo en ella.
Querría bajarme un rato de mi vida y sin embargo sé que no es posible.
Sintiendo vacíos que no sé cómo llenar.
Querría gritar pero sigo enmudeciéndome.

Los demás me parecen tan tranquilos, tan lejanos.
Pienso que nada va conmigo, que me he equivocado de película.
Sabiendo que tengo miedo y que debo seguir sin mostrarlo, ajena a mis pesadillas.
Querría gritar pero sigo ahogándome en silencios.

Al borde de un precipicio sin atreverme a saltar por miedo a no llegar al otro lado.
Disfrazando mi cobardía en el orgullo para ver como al final siempre gana la primera.
Soñando sin ganas y por despecho, sueños que ya no siento que me pertenezcan.
Querría gritar pero sigo sin saber qué decir.

Dejando escapar trenes que puede que no vuelvan a pasar.
Esperando en el andén otros que quizá nunca llegarán.
Subida en un tren de alta velocidad en el que apenas puedo disfrutar del paisaje.
Querría gritar pero sigo sin saber cómo hacer que todo deje de girar.

Cansada de buscar razones que me lleven a entenderme.
Hastiada de fracasar en encontrarte.
Aburrida de ser a veces tan irremediablemente inmadura.
Querría gritarte pero puede que no quieras oír lo que tengo que decirte.

29 de marzo de 2011

Me olvido de casi todo y no olvido lo más obvio:
Nunca me olvido de recordarte.
Nunca me acuerdo de olvidarme de ti.

15 de marzo de 2011

De piñas y naranjas...




Poco importa lo poco que tenemos en común.
Quizá esa sea precisamente la gracia de nuestra relación.

Cuando tengo frío me arropas con tu calor.
Si tengo hambre me sacias con tus besos.
Yo me quedo mirando al cielo, viendo pasar las horas. Tú me haces volver al mundo real con una caricia.
Yo estoy hecha de chocolate y tú eres pura sal.
Camuflas mis días malos con tus tonterías y me haces corazones de ketchup en el plato.
Yo odio los martes y a ti te encanta hacerme creer que en realidad es viernes.
Tú odias el calor y yo te meto bajo mi sombrilla todos los domingos.
Te ríes de mis chistes malos y me cuentas uno aún peor para que me crea graciosa.
Intentas no reírte cuando lloro por un anuncio. Y yo lo compenso, no riéndome cuando tardas más que yo en decidir que ponerte.
Me subes a caballito cuando me niego a avanzar.
Te gustan mis castillos de arena y yo adoro tu dedo gordo del pie gigante.
Tienes cosquillas y sabes cuanto adoro buscártelas.
Sabes que me gusta volar e hinchas mis globos aerostáticos, en lugar de pincharlos.
Yo odio la verdura y tú le disimulas el sabor con salsa.
Tú odias que vea la tele en la cama y yo a cambio te acaricio la espalda hasta que te quedas dormido.

Yo duermo en diagonal y tú roncas si te quedas dormido boca arriba.
No somos perfectos.
Tú eres tú, una piña… y yo una naranja, pero puede que funcione.

12 de marzo de 2011

La descarada



Esta noche toca sesión de lobotomía cuántica y astral con Los Seis Dias...

No te empeñes en diezmar mi ilusión, hoy será un día mágico y me da igual que te opongas a ello. 

11 de marzo de 2011

He sido... ¿Qué soy?

He sido la mejor actriz en un montón de días sin guión…
He sido un pecado capital siempre pendiente de no caer en la tentación.
He sido gigante en un mundo de enanos y una pequeña mota en ese otro mundo de gigantes.

He sido la solución a tus problemas y tú el problema de todas mis soluciones de mantequilla…
He sido capaz de resumirlo todo con una sonrisa traviesa y una mirada de soslayo.
He sido pintora plasmando cada matiz de tus ojos de brujo.
He sido tu musa incondicional inspirándote cada movimiento.
He sido un barco atrapado en la tormenta de nuestros deseos más recónditos.
He sido capaz de no tocarte, consciente del cortocircuito que crearías en mi vida.

He sido heroína en un mundo sin cuentos…
He sido silencio entre tanto ruido…

Y ahora que sé que he sido todas esas cosas, sé que no sé lo más importante: no sé qué soy hoy.

10 de marzo de 2011

Lista de cosas para no olvidar

Valorar lo que tienes.
Olvidar lo imposible.
No añorar lo que no has tenido nunca.
Pensar en quién te apoya en todo.
No salirte de la norma: Ser asquerosamente normal.
No querer pecar: Meterme a monja.
Dejar para jamás lo que sabes que es inalcanzable.
Postergar lo imposible hasta límites insospechados.
No alimentar tus sueños. Que mueran todos de hambre.
Tocar con los pies en el suelo: Pegamento.
Dejar de subir a las nubes: Pinchar mis globos aerostáticos.


Una palabra: Conformarme
Un sentimiento hacia esa palabra: Rechazo Abismal

¿Por qué soy tan jodidamente ambiciosa /inquieta/ apasionada/ inconformista/rebelde?
¿Son características que me venían de serie?
Por qué no puedo simple y llanamente conformarme, que no resignarme. Simplemente valorar más lo que tengo y exaltar menos lo que me falta. Dejar de engrandecer mis “carencias” y empequeñecer mis logros…. ¿Por qué no puedo ser menos complicada?

¿PoR qUé SiEmPrE hAy TaNtOs PoRqUéS? 

2 de marzo de 2011

Gruyere...

Ahora que te estás yendo, me doy cuenta que no puedo gritarte por que sé que no reaccionarás. No me escucharás. Y escuece ser consciente de ello. E intento que no escueza, pero ni todo el yodo del planeta podría hacer que esto me dejara de doler.
Un adiós unilateral está por llegar, lo intuyo, puedo incluso palparlo y no puedo evitarlo. No sé como sentirme al no ver más días marcados en el calendario.

Sé que dejaré de contar los días que me quedan para verte.
Sé que dejaré de hacer fórmulas entre tus estímulos y mis reacciones.
Sé que dejaré de buscar el modo de despejar esta incógnita.
Sé que dejaré de trazar expresiones algebraicas que me lleven junto a tu cama.

Sé que dos más dos dejarán para siempre de ser cuatro.

Así que, sacaré mi sonrisa más triste, la vestiré de gala todos los días que haga sol y la dejaré que llore a gusto. Sin restricciones esta vez, con sollozos si es necesario… que estoy cansada de llorar por dentro, en silencio, callada y por que las lágrimas ya empiezan a rebosarme y se cuelan por las grietas que has dejado en mi cuerpo.  Soy un colador. Soy un queso de gruyere.

Y en realidad no me importa la incomprensión humana. Me importa buscar una solución a todo esto, humana o alienígena, pero una solución al fin y al cabo. Por que no quiero ser toda mi vida presa de los ratones más incautos, ni devoción de los franceses aficionados al queso. No quiero poder llenar todos los mares con mis saladas lágrimas internas. Yo sólo quiero ser feliz. Y eso no puede ser tan difícil. ¿O si?