30 de enero de 2011

Te odio....



Te odio... por los dias que has estado sin estar.
Te odio... por que siempre sigues ahí.

Distinta o igual paradoja que decide acompañarme en la vida. Es imposible añorar algo que nunca fue tuyo, como también es imposible creer que eres un fin en ti mismo, algo creado para ir más allá de todo, sin llegar a nada. Nueva paradoja. Nada es imposible. Todas esas cosas imposibles se unen y existen en mi cabeza, así que dejan de ser imposibles en el momento en que son soñadas por mí. Si yo las puedo crear y sentir, es probable que realmente existan y por lo tanto, sean posibles. Cogito, ergo sum. Pensamientos irrisorios en la madrugada cogidos por los pelos y envueltos en teorías algo obsoletas.

Y sin embargo, y muy a mi pesar, te quiero.

25 de enero de 2011

Quizá podamos... fundirnos

Quizá podamos hacer algo juntos.

Un viaje intergaláctico...
Un picnic lunar...
Una excursión al más allá...
Un día en un parque de otro universo paralelo...
Un café en la Roma de los gladiadores...
Un paseo en la nube más cómoda que encontremos...
Una charla robótica en el siglo XXV...

Lo que sea... algo.

Debería haberme preparado para el rechazo, pero mi espíritu ganador me hizo prepararme para la victoria. Ante absurdas propuestas, aceptaste el reto, qué remedio te quedaba a parte de salir corriendo...

Un momento: un abrazo. Otro momento: una mirada. Un gesto cómplice. Más momentos. Y en un instante: tu boca muy cerca de la mía. En otro instante: EL BESO, lento y pausado al principio, suave y dulce como ese pan de leche que comes de pequeño. Otro momento: y ahora nuestras lenguas tienen prisa por rastrear cada rincón de esa otra boca. Un segundo: nuestros alientos se han disparado y jadean al unísono. Otro segundo: nuestras manos reaccionan buscando el cuerpo del otro, ávidas, rápidas como si temieran que ese cuerpo fuera a desaparecer de pronto. Un momento: el frío de la noche cada vez nos da más y más calor. Otro momento: otra mirada y...

... sin palabras, nos ponemos a andar hacia un lugar donde fundirnos en más momentos.


23 de enero de 2011

Por momentos...

Y por momentos quise sentir estar de nuevo en el cielo…
Ese estado momentáneo que te da un sentimiento de bienestar
que indudablemente sientes la presencia de Dios…
Pero vi que en tu mirada también encontraba paz.

...Y por momentos quise gritar lo evidente
pero entendí que lo evidente se demuestra.
Y por momentos dudé…pero fue el sentido de perseverancia
el que me mantuvo para estar ahí sentada al frente tuyo.

Y por momentos quise besarte
pero de nuevo comprendí que un beso no dicta un amor…
Un beso determina un sentimiento.
Y por momentos quise abrazarte y de hecho lo hice…
Siempre consciente que un abrazo alimenta el alma, te llena y te alegra.

Y por momentos sentí cansancio, sueño, fatiga…
Pero siempre luché por brindarte una sonrisa para que el cansancio fuera menos.
Y por momentos quise entender cada una de tus caricias…
Palabras… Miradas… Pero supe entender que el tiempo soluciona mis dudas.

Y por momentos eternos quiero tenerte a mi lado…
Pero también entiendo que es el presente quien nos va dirigiendo
y aunque sigo luchando contra la corriente
por momentos entiendo que simplemente la vida son momentos
y que cada momento que paso contigo es una contribución a mi presente.

ANA MARIA GUTIERREZ MONSALVE

11 de enero de 2011

Mi monstruito...


Sólo tienes que avisar... ;)


Dibujo realizado por Laia Maiquez, gran artista y mejor persona.
Su blog con otras de sus ilustraciones: laiamaiquez

9 de enero de 2011

Monstruito sin remordimientos


Mi sonrisa se acaba donde empiezan tus reproches.
Prefiero salir a coger un poco de aire. Aquí me asfixio.
No quiero escucharte. No puedo. Desde aquí tus gritos no me afectan y mis palabras son tan mudas como de costumbre. En ese silencio me siento más a gusto, aunque sé que es un arma de doble filo con la que puedo cortarme. Me da igual sangrar. Ya nada me duele. Me he vuelto un monstruito sin remordimientos.
En cambio él me mira y me entiende. A veces me acaricia la barriga y ronroneo sin sentido, dejándome llevar por mis instintos monstruiles más primarios. Por eso lo pedí para Papa Noel, esperaba que ese yanki gordito fuera benevolente conmigo y entendiera mis necesidades biológicas, pero no fue así. También se lo pedí a los Reyes, pero han pasado unos días y he perdido la esperanza de que el paquete se haya extraviado por el camino. Sólo me queda salir a buscarlo de nuevo y hacerle entender que necesito una dosis más de su dulzura para aumentar mi proporción de azúcar en sangre. Sólo así podré sobrevivir en éste, mi mundo, que se vuelve más y más salado por momentos.

Sé que tu dulzura contiene la dosis perfecta para mi mar

6 de enero de 2011

Noche de Reyes...

Esta noche es la noche de los niños. Recuerdo cuando de pequeña no podía dormir ilusionada por los regalos que me iba a encontrar al día siguiente. ¿Cómo podía creer que esos tres tipos se dedicaran en una sola noche a repartir regalos a todos los niños del mundo? Parece absurdo ahora, pero entonces lo creía y quizá esa magia que olvidé es la que en noches como ésta más echo de menos.

Creer en cosas imposibles. No dejar de soñar. Preocuparme sólo de no preocuparme absolutamente de nada. Reírme a carcajadas y sin sentido por cosas absurdas. Creer en algunos cuentos. Que mi imaginación no tuviera límite alguno. Mi inocencia que aunque me hacía más vulnerable, me hacia a la vez más real. Ver las cosas desde otra óptica más risueña, donde la seriedad no existía. Despertarme con ganas de correr y saltar. Mi impaciencia por todo. Mis berrinches. Sentir las cosas por primera vez. Querer sin medida alguna y sin esperar nada a cambio. Ilusionarme con los pequeños detalles...

Si, soy consciente de que aún guardo en mi sombrero muchos de mis trucos de niña... y eso me satisface. Aprendes cosas nuevas con el paso de los años y aprendes también a mantener aquellas que tanto te gustaban. Algunos dirán que soy inmadura para según que cosas y no les falta razón. Es así. Lo sé y sin embargo también sé que así soy más feliz.