15 de marzo de 2011

De piñas y naranjas...




Poco importa lo poco que tenemos en común.
Quizá esa sea precisamente la gracia de nuestra relación.

Cuando tengo frío me arropas con tu calor.
Si tengo hambre me sacias con tus besos.
Yo me quedo mirando al cielo, viendo pasar las horas. Tú me haces volver al mundo real con una caricia.
Yo estoy hecha de chocolate y tú eres pura sal.
Camuflas mis días malos con tus tonterías y me haces corazones de ketchup en el plato.
Yo odio los martes y a ti te encanta hacerme creer que en realidad es viernes.
Tú odias el calor y yo te meto bajo mi sombrilla todos los domingos.
Te ríes de mis chistes malos y me cuentas uno aún peor para que me crea graciosa.
Intentas no reírte cuando lloro por un anuncio. Y yo lo compenso, no riéndome cuando tardas más que yo en decidir que ponerte.
Me subes a caballito cuando me niego a avanzar.
Te gustan mis castillos de arena y yo adoro tu dedo gordo del pie gigante.
Tienes cosquillas y sabes cuanto adoro buscártelas.
Sabes que me gusta volar e hinchas mis globos aerostáticos, en lugar de pincharlos.
Yo odio la verdura y tú le disimulas el sabor con salsa.
Tú odias que vea la tele en la cama y yo a cambio te acaricio la espalda hasta que te quedas dormido.

Yo duermo en diagonal y tú roncas si te quedas dormido boca arriba.
No somos perfectos.
Tú eres tú, una piña… y yo una naranja, pero puede que funcione.

1 comentario:

Xaquelina dijo...

Que bonito, preciosas diferencias que os hacen tan "compenetrables". Un beso. Funcionará.