7 de febrero de 2011

Bajo mi cama...


Si tuviera que elegir un rincón del mundo en el que permanecer de forma indeterminada, probablemente escogería precisamente éste. He estado aquí tantas veces antes que me hace sentir segura. Hoy miro a mi alrededor y todo parece cambiado. Sé que no es así, que las cosas siguen más o menos igual: las mismas casas, los mismos coches que pasan, puede que sin saber a dónde van, distintos pájaros cantando iguales melodías, voces de otros niños que juegan como lo hacia yo ayer, las mismas nubes que pasean encima de mi cabeza… Sí nada ha cambiado tanto, ¿entonces por qué hoy lo veo todo diferente?
Soy yo. Lo entiendo enseguida. No es lo que hay a mi alrededor. Soy yo la que ha cambiado. Aún no sé cómo ni por qué, pero hoy me siento diferente. Supongo que eso es la vida, las cosas siguen más o menos en el mismo sitio, pero tu percepción de ellas cambia con el paso de los años. Antes esta barandilla me llegaba por la frente y apenas podía ver el paisaje tras ella, hoy queda a la altura de mi ombligo y me fumo un pitillo mientras me pregunto cosas que antes nunca me preguntaba. Puede que al final se trate de eso, de poder ver cada vez más cosas a través de la barandilla, de crecer física y espiritualmente.

Pero sigo pensando que quizá esta noche algún monstruo decidida esconderse bajo mi cama…

Y ahora entiendo por que me siento segura aquí, no es el paisaje o el balcón, es la casa de mi infancia y en ella viven mis padres, aquellos que me defendían a capa y espada cuando era niña. Hoy es uno de esos días en que desearía que todo fuera tan fácil como antaño. Uno de esos días en los que, un susurro tranquilizador y un beso de buenas noches, mataran todos mis monstruos. 

Pastora – Dolços Somnis

No hay comentarios: